¿Quién se ha robado mi festival?



Tendría unos 13 o 14 años cuando acompañé a mi mamá al festival del Día de las Madres del maternal de mi hermano más pequeño. La idea no me había causado mucha gracia y ni siquiera sé por qué estaba ahí, lo que sí recuerdo perfectamente es haberme conmovido hasta las lágrimas cuando las pingüiquitas de 2 y 3 años salieron al escenario a cantarle a sus mamitas. Mi madre, que estaba presenciando esto por al menos vigésima vez (estamos hablando de que el que estaba en el escenario era su quinto hijo) me hizo mucha burla. Como sea, desde ese día tuve la ilusión de que, algún día, yo asistiría de invitada especial (y no de colada) a un evento similar.

Eso tenía que haber sucedido hoy pero, como muchas cosas en la vida, resulta que siempre no. Al parecer en algunas escuelas decidieron que no era justo que los papás no tuvieran una celebración igual a la de las mamás, y ahora se está estilando juntar las dos fiestas en una sola. Sobra decir que no estoy de acuerdo con el concepto y que no soy la única. Entiendo la parte de recalcar la importancia de ambos procreadores, de no despilfarrar recursos ni perder tiempo, pero seguramente el día que se lleve acabo este festejo alternativo habrá muchas más mamás que papás porque ellos no se pudieron ausentar un par de horas de la oficina (aunque las mamás que trabajan sí lo hayan hecho).

Al final no pasa nada, igual voy a ver a mi niño cantar en un par de semanas y me va a encantar que mi marido esté ahí también. Simplemente es volver a recordar que la igualdad se debe basar en la diferencia, que ser mamá NO es igual que ser papá y que no sólo se trata de reconocerlo un día al año, pero que la tendencia a homogeneizar no ayuda.

No me queda más que felicitar a todas aquellas que, como yo, se despidieron para siempre de su cuerpo "de soltera', dejaron de consumir lo que les gustaba durante todo el embarazo y la lactancia, a las que ya nadie les cuenta lo que son los dolores de parto o la recuperación de una cesárea (o ambas), a las que han perdido (y seguirán perdiendo) horas irrecuperables de sueño y a todas aquellas que su (o sus) hijos son la razón para levantarse todas las mañanas antes de que salga el sol. Feliz día. Y qué importa que no nos hagan un festival exclusivo, los papás nunca sabrán lo que es sentir que tu bebé se mueve dentro de ti.

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4 comentarios:

Jess dijo...

Ahora que soy mamá, este día me parece de lo más indispensable. Una se pega unas friegas (claro, con todo el amor del mundo) para darle todo lo mejor a sus hijos, y, muchas veces, éstos terminan siendo unos ingratos. El día de las madres, claro, te hace sentir apreciada, pero es importante que los chamacos en verdad entiendan que la clase de amor que una mamá siente por su hijo es de las más puras y nada cuesta agradecerlo, aunque sea una vez al año. La gratitud es una gran lección de vida que este día, aunque inmensamente comercial, ayuda a difundir. ¡Felicidades mamás!, sí que se aprende a amar ¿verdad?

Anonymous dijo...

Los festivales son una friega y perpetúan esa creencia machista de que "a las madres nos sacrificamos con gusto por nuestros hijos". En la escuela de mis sobrinos les organizaron un desayuno spa a las mamás, ¡eso sí que es celebrar! América

Dada dijo...

Te creo, Ame! Realmente yo no pido un festival como tal, sino precisamente reconocimiento ESPECIAL porque las mamás nos dedicamos más que los papás y no se vale que agarren parejo! Y la que diga que no lo considera un sacrificio, es una mártir consagrada! Por suerte en la escuela de m'ijo lo que habrá es un lindo convivio :)

El arte de narrar el periodismo dijo...

Aún no soy mamá y me sacaste las de cocodrilo. Me encantó!!
Besos
Fátima