El incómodo "ex"


Este post no se trata de desamor, pero sí tiene que ver con desilusiones del pasado. Con idilios a los cuales, como a esos noviazgos necios que no queríamos que finalizaran nunca, terminamos (para bien) por darle vuelta a la página. Mi intención no es hacer referencia a una pareja con la que rompimos, sino a un estatus perdido. A la incertidumbre de la definición personal ante un presente tan nuevo. Y es que ahora, cuando me preguntan qué soy, no me siento suficientemente ama de casa, ni suficientemente escritora, ni suficientemente traductora para presentarme como cualquiera de las anteriores. Entonces recurro al irrefutable pasado acompañado del engorroso prefijo y entonces me siento más impostora que nunca, como no queriendo soltar lo que ya quedó atrás.
¿Por qué necesitamos un título que nos defina, una empresa que nos adopte, una nómina que nos ponga un sueldo y que nos valore más que como sólo una chica? Eso es tan retro como ponerse el apellido del marido o llorar por el primer novio que perdimos, y sin embargo muchas veces se antoja indispensable para explicar de dónde venimos. Somos y hemos sido muchas y al final nada nos determina de manera absoluta.
Así que a veces una etiqueta como esta es la que se me antojaría portar. No podría haber mejor tarjeta de presentación.

Read Comments

No hay comentarios: