¿A dónde se fueron las vacaciones?




Pensé que sabía lo que significaban las vacaciones: descanso, olvidarse del trabajo, de cualquier tipo de obligación, salir de la cama a la hora que se antoje, y en ocasiones el concepto también comprendía cambio de locación.
Bueno, pues últimamente pareciera que la vida me está enseñando a reconsiderar todos los conceptos que creí que tenía claros y aprendidos.
Si bien mi marido y yo nunca hemos sido partidarios de salir de la ciudad en Semana Santa por razones obvias, admito que en esta ocasión quizás no hubiera sido tan malo. Por lo menos eso hubiera supuesto al menos UNA de las características que conlleva la temporada de asueto.
Ya tengo claro que con un hijo una se puede olvidar para siempre de levantarse tarde o de tener cualquier tipo de descanso mientras él esté despierto. Lo que no sabía es que trabajando como freelance no existen los días feriados, y que eso, junto con el hecho de tener que cuidar y entretener al niño todo el día porque no hay clases, se traduce en trabajar por las noches, cuando el agotamiento se está apoderando del cuerpo y de la mente.
Además quedarse en casa todo el día representa más tiradero, ahora que Raquel renunció (así como lo leen, ¡renunció!) y que Margarita se tomó unos días de descanso.
Entonces, si no me voy a olvidar de las entregas de textos y traducciones, voy a tener más trabajo doméstico y no voy a cambiar de escenario, prefiero que no haya vacaciones... Y no quiero ni pensarlo, pero ahí vienen las del verano...

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1 comentario:

Anonymous dijo...

Y lo peor, es que con la escuela de los niños, aunque no te guste salir en semana santa y cualquier otro tipo de temporada alta, acabas teniendo que irte en esas fechas pa que no pierdan clases :(

Gil