Confieso que he pecado



Llevaba dos semanas de dieta perfecta, ni un pequeño permisito... me sentía muy bien, tanto que decidí que este fin de semana merecía una pequeña concesión. Y lo hice. Me comí (casi completo) un pastel soufflé de chocolate (muy parecido al de la foto)... ¡Uff, qué cosa más buena! Valió la pena, escogí muy bien con qué pecar (bueno, además de que tengo la teoría de que cuando uno se abstiene de los postres un tiempo, después saben mucho mejor), ¡pero ahora me siento muy culpable! ¿Por qué, por qué, por qué es tan difícil hacer dieta? La línea entre cuidarse y obsesionarse con lo que uno come es muy muy delgada, y por lo tanto resulta complejo mantenerse dentro de los estándares de la normalidad. Yo atribuyo a eso que muchas prefiramos traer un par de kilos demás que estar contando eternamente calorías. Siempre he dicho que estar a régimen es más complicado aún que dejar de fumar (cosa que hice hace más de dos años y sin sufrimiento alguno). Porque fumar no HAY QUE hacerlo. Comer sí. Además hay comida POR TODAS PARTES. Y cuando uno come, pues se le antojan las cosas ricas, no lo light, bajo en calorías, o integral. Aunque he de reconocer que después de un tiempo de comer "bien", uno sí se acostumbra a las opciones saludables. Sin embargo, los antojos son inclementes. Claro, ya sé: el ejercicio es la clave. Cuando uno lo hace, no hay necesidad de cuidar lo que se ingiere. Lamentablemente en este momento de mi vida, fuera de unas caminatas fungiendo como motor de una carriola, no tengo mucha oportunidad de realizarlo. Así que seguiré llevando cuenta de las calorías... y me olvidaré de los pasteles por al menos dos semanas más. Espero que mi pecadillo no tenga repercusiones en la báscula...

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1 comentario:

Déborah dijo...

si haces ejercicio puedes ser más complaciente contigo misma, pero tampoco tanto.
las harinas y azúcares refinadas seguirán torturándote hasta que las dejes de comer, aunque una hora entrenes 6 días a la semana.
la onda sí es no seguirte de largo, como bien lo dice el nutriólogo de Edith.
También ayuda pensar en qué bonita te vas a ver si entras más que dignamente en una talla 6 en lugar de la 10.