La nueva

Cuando mi vida cambió de repente lo único que tuve claro es que no podía quedarme en casa en bata todo el día. El plan de una persona que trabaja en casa cambia totalmente cuando en la escena también hay un niño. Entonces, ¿qué podía hacer, además de ir al súper o visitar a mi familia o a mi suegra? Empezar a experimentar en la cocina era un buen (y necesario) comienzo. Acostumbrada a los platillos de restaurante, mi inspiración está bastante influenciada por ellos... ¿por qué no hacer un pan francés de desayuno? Algo rico, nutritivo y bien presentado, espolvoreado con azúcar, canela y algo de fruta para acompañar... Algo que se viera así:

¿Fácil, no? Pues sí, pero la práctica hace al maestro y yo no tengo nada de experiencia en preparar desayunos. El resultado no fue el que esperaba, pero sí salió muy original. Despistada, inexperta, llámenme como quieran, pero en lugar de ponerle el azúcar y la canela DESPUÉS de pasarlo por la sartén, ¡lo hice antes! Y mi pan francés se veía así:








Un error que sólo podría cometer alguien "nuevo" en la cocina. El pan quedó como caramelizado y no puedo decir que sabía mal (de hecho a mi hijo pareció gustarle mucho), pero sí algo raro de consistencia.

Siguiente actividad: ir al parque con mi bebé. Otra vez, me siento "la nueva". Todas las mamás parecen expertas en esto. Van en grupos numerosos, algunas inclusive llevan perros además del niño (o los niños) y la carriola. Están todas platicando súper a gusto mientras sus hijos juegan. Tienen las carriolas todas juntas, como alineadas en un estacionamiento improvisado de coches de bebés. Yo no puedo empujar el cochecito en el que llevo a mi hijo y sostener mi capuccino frappé light al mismo tiempo (también me di cuenta que existe un accesorio para eso y que otras mamás lo tienen, pero no es mi caso). No encuentro dónde sentarme sin sentir que usurpo un territorio. Mi niño se inquieta, quiere salir a jugar con los demás niños que ya parecen conocerse entre ellos, pero esta mamá es demasiado tímida como para acercarse... Para explicarme mejor, tengo un flashback a la primaria: miedo al rechazo en el patio de la escuela. Así que doy otra torpe vuelta esperando que cuando regrese, ya haya lugar para sentarme...

Clases de estimulación para bebés: Una idea fácil para llenar las horas y tener algo fijo que hacer en la semana. Llego al lugar, se ve bastante inofensivo. Me quito los zapatos, empieza la clase. Todas las señoras se saben las canciones. Cada una parece saber qué hacer cuando empieza o termina una actividad. Platican entre ellas de lo que hicieron el fin de semana, de los avances del desarrollo de sus hijos, de la fiestecita a la que fueron o irán, no escuché bien. Yo pienso, ¿qué hago aquí? ¡Yo no suelo hacer esto! ¡Debería estar trabajando en una oficina, no cantando canciones de ranitas! Quiero llorar... no se siente bien ser "la nueva". Hay muchos protocolos que todavía no me sé. Lo bueno es que el tiempo inevitablemente pasa y una deja de serlo. Y entonces es cuando uno empieza a disfrutarlo (espero).

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3 comentarios:

Rodrigo Delgado dijo...

Jeje... espero no me pase en en mucho tiempo... se que sería el peor desastre :-P

Sofía dijo...

Ja ja! X eso soy muy buena comensal... a la cocina entro a limpiar no más!

Melka dijo...

A mi me costó mucho con mi primera hija eso de ser la nueva, porque la verdad no me laten nada las actividades ñoñas que predominan para bebés y mejor me las ahorré hasta que encontré un playgroup en una escuela Waldorf, ahora con mi 2do Bb clases de Yoga y lo bueno, NO HAY CANCIONES DE RANITAS NI ñoñadas tipo Dinosaurio Morado de la T.V.