Culpa calórica


Sigo sin poder bajar el último kilo (que para estas alturas ya deben ser tres). La última vez que fui a la nutrióloga, la secretaria no estaba y debía llamar al día siguiente para hacer cita... ya pasó más de un mes y todavía no lo hago. Mi "justificación" (que también puede ser llamado pretexto) es que no puedo vivir eternamente con la figura de la nutrióloga como un gendarme que me impongo de manera voluntaria. Estoy convencida de que tengo que lograrlo yo sola, que ya sé "qué sí" y "qué no" debo comer, y que hasta que no llegue a mi peso ideal y deba entrar en mantenimiento, no tiene caso que regrese.

Me está resultando un tormento esto de contar calorías. Además, mi carácter radical y de extremos no me deja ser flexible. Siento que si como algo fuera del régimen, ya se desperdiciaron todos mis esfuerzos, cuando en realidad no es así. Me lo dijo la nutrióloga, me dio la lista de equivalentes, pero qué complicado estar revisando las hojitas cada que quiero comer algo fuera del programa.

Estaba sufriendo con todo lo anterior cuando me acordé de una aplicación del iPhone que una amiga me recomendó hace unos meses. Se llama Lose it! y básicamente es un programa que ayuda a administrar el "presupuesto" diario de calorías. Trae una lista de alimentos de la que una marca qué y cuánto ha comido y se va sumando. Así es mucho más fácil contabilizar realmente lo que estamos consumiendo. Sin embargo, más que resultarme útil, me parece un método culpígeno. Apuntar las 15 calorías del 1/8 de plátano que me comí para no tirarlo porque lo dejó mi bebé, me parece demasiado. Yo sé que es sólo mi percepción, que esto es una herramienta utilísima, pero creo que no es para mí. Sé la solución: ¡Tengo que hacer ejercicio! ¿Tendré tiempo algún día?

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