Agotada


Es lunes y estoy exhasuta. ¿Quién dijo que los fines de semana son para descansar? Cuando por fin llega el viernes en la noche, quiero hacer todo lo que no es posible en la semana: convivir con mi marido, no preocuparme por la hora de dormir, ir al cine, salir a cenar o tomar algo... sábado y domingo son para desayunar, comer y/o cenar con amigos y la familia... no queda tiempo para recuperar todas las horas de sueño que me perdí durante la semana.
"A descansar a la tumba", dice el refrán. ¿Pero con qué energía cuido a mi niño de casi dos años, al que le ha dado una mamitis terrible y cuyos pasatiempos favoritos son: treparse a los libreros, mesas y repisas de las ventanas, y perseguir al gato para taclearlo y (una vez sometido), morderlo? ¿Con qué claridad mental puedo contar para redactar y traducir todo lo que tengo que entregar? ¿De dónde saco fuerzas para lavar todos los trastes que tendré que enjabonar, enjuagar y secar durante la semana?¿Con qué cabeza pienso en lo que debo preparar para comer?
Podría seguir con la lista de cuestionamientos, pero debo ir a arrastrarme por los pasillos de supermercado... eso sí, con muy buenos recuerdos del fin de semana que acaba de pasar. Creo que al final eso es lo que nos queda de consuelo los lunes. Sí, definitivamente prefiero estar cansada y feliz de haberme divertido, que descansada y aburrida. Quizás debería considerar tomar vitaminas ... ¡sólo que no sean de esas que provocan hambre!

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