Escapada al spa


Solemos relacionar la necesidad de descanso a un proyecto vacacional que requiere una gran planeación, hacer un enorme gasto y recorrer bastantes kilometros de distancia. El resultado: pocas salidas y mucha tensión antes, durante y después del viaje. En realidad para encontrar un poco de sosiego, lo único que hace falta es alejarse de la rutina y algunos mimos. La semana pasada mi marido y yo dejamos al bebé en muy buenas manos y nos fuimos unos días a un hotel/spa a poco más de una hora del D.F. Fue fantástico. Y es que además de lo bien que hace abandonar el caos urbano y deslindarse de responsabilidades, los masajes poseen grandes beneficios para el cuerpo humano a distintos niveles. Favorecen la relajación física y psíquica, alivian la tensión (previniendo y eliminando el estrés y la ansiedad) y facilitan la absorción de líquidos, previniendo la hinchazón, entre otros muchos beneficios. Si a eso se le agrega unos baños en aguas termales, la combinación es inmejorable. Pero lo mejor de estar en un spa: uno no tiene que pensar en hacer de comer, lavar trastes o meterse en el tráfico. Apenas volví y ya me quiero volver a ir...

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