Un día de 27 horas.


El tiempo no me rinde. Hay demasiadas cosas que hacer. Y pareciera que todo es igual de importante que lo demás. Siento que no me alcanza la vida más que para lo básico (y eso, si me apuro). Hacer esas cosas que uno tiene ganas de, pero que nunca puede, (como archivar papeles, ordenar cajones, imprimir fotos, etc.) es casi una utopía. Además, vivo eternamente con sueño. Pero esto no es nuevo. Cuando trabajaba en una oficina me sentía igual. Así que supongo que esta sensación no tiene que ver con el tipo de trabajo que se hace. Tomar vacaciones implica apurarse a resolver infinidad de asuntos, y regresar representa enfrentar miles de pendientes y complicaciones que se dieron a raíz de nuestra ausencia. ¿Quién no ha soñado en tener "vacaciones de las vacaciones"? Supongo que mucha gente, independientemente de las actividades que tenga que cumplir de sol a sol, comparte mi frustración. Por eso, propongo que la jornada se alargue a, por lo menos, 27 horas. De ese tiempo extra, yo emplearía dos terceras partes para dormir. La restante la usaría para avanzar poco a poco en las actividades "extracurriculares" que mencioné antes. Aunque tres horas suenan a muy poco. ¿Servirían de algo? Quizás de todas maneras me seguiría lamentando de que no hago todo lo que me gustaría; tampoco estaría suficientemente descansada... Entonces olvídenlo, dejemos todo como está. Pero eso sí: si ven una oportunidad de hacer algo fuera del programa rutinario, háganlo, ¡que es ahora o nunca! Ya lo dice bien el viejo y conocido refrán (por cierto,me encantan los dichos): "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy". ¡Bendita sabiduría popular!

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1 comentario:

Rodrigo dijo...

para mí el día tiene suficientes horas. Lo que sí me encantaría es tener un día adicional de fin de semana (al menos). Flojo? Quizás, pero ese día adicional sería bien aprovechado, lo juro!