La loca de la ventana


Cuando era niña, recuerdo que mis primas hablaban de "la loca de la ventana". Nunca pregunté si en realidad estaba loca, pero me impresionaba mucho el sobrenombre que se había ganado la vecina de enfrente sin siquiera salir de su casa. Era una señora viejita que supongo que no salía nunca de su casa, no hablaba con nadie en todo el día, y que no tenía nada más que hacer que estar viendo hacia afuera cuidando que nadie se estacionara en su puerta. Traigo a colación esta anécdota pues hoy descubrí con horror que, desde que estoy todo el día en mi casa, me he transformado en La loca de la ventana. Exceptuando la edad, cubro todos los requisitos. Y es que, si no vivo pegada al vidrio para ver que nadie ponga su auto frente a la puerta de mi cochera, es muy probable que me bloqueen la salida todo el día. Ya cuando estuve de incapacidad tuve una experiencia muy desagradable con una tipa que se creía con el derecho de usar el lugar frente a mi estacionamiento simplemente por trabajar en la oficina de abajo, y que se molestaba mucho cuando le pedía que moviera su coche (si es que la encontraba, claro). Total que, aunque esté ocupada haciendo labores domésticas, traduciendo o escribiendo, tengo la manía de asomarme a la ventana cada 10-15 minutos. He de decir que mi obsesión ha tenido un resultado positivo. Aunque no he logrado que los vecinos dejen de aparcar sus automóviles frente a mi cochera, lo que sí he aprendido es de quién es cada auto. Así ya no tengo más que ir a tocar un timbre para que me dejen libre la salida. Pareciera una tontería, pero un asunto de este tipo mal llevado puede ocasionar serios problemas de convivencia. Salir temprano de casa, trabajar todo el día en la oficina, y regresar por la tarde/noche hace que seamos neófitos en esta cuestión de la relación con los vecinos. Es TODO un tema. Pero como cualquier otra asunto de relación interpersonal, para evitar problemas todo es cuestión de ser civilizados.

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