El arte de saber soltar


Tengo puesto un vestido que compré aproximadamente hace unos 17 años. Es negro, corto, de algodón, sin mangas. Es algo parecido a aquello que los fashionistas llaman Little Black Dress. De varios LDB's que tengo, éste es el más sencillo y usable. En su momento lo compré para lucirlo en "la disco" (Dios mío, sí que soy vieja) cuando iba a la playa. Después de un par de temporadas primavera/verano de uso a finales de los 90, esta prenda pasó una larga etapa en el fondo del clóset. Hace menos de 5 años lo rescaté, portándolo sobre jeans. Hoy me lo encontré en la desesperación de no saber con qué complementar los leggings que se imponían al frío clima de estos días. Me sorprendió muchísimo el hecho de que todavía estuviera ahí.
Si bien durante toda mi época de "hija de familia" la falta de espacio nunca fue motivo para deshacerme de nada, eso cambió hace ya tiempo. La primera gran limpia ocurrió cuando empecé a vivir sola. Sin embargo, ahí todavía tenía todos los clósets del departamento para mí sola. Empecé a desechar periódicamente cuando tuve que compartir los colgadores y los cajones con mi pareja, pero la verdadera debacle de mi antes extensísimo guardarropa empieza con mi embarazo.
Para no hacer la historia larga, resumiré diciendo que todo lo que antes me gastaba en mí ahora va en un 90% para mi hijo (no sé qué hubiera pasado si hubiera tenido una niña), y que, por razones de espacio, ya se ha ido todo lo que se tenía que ir. Eso resulta en una colección de ropa que comprende únicamente lo que vale la pena tener.
Encontrar ese vestidito todavía en mi clóset me hizo pensar que me acerco a un sano equilibrio. No estoy acumulando trapos que nunca volveré a ponerme, pero tampoco estoy tirando sin sentido. El hallazgo de esa prenda me llevó a pensar que he aprendido a separar lo que me sirve de lo que ya nunca usaré. En pocas palabras, que es posible que esté comenzando a aprender "el arte de saber soltar". Y digo comenzando porque seguramente es una tarea de toda la vida. Siempre aparecerán cosas que nos hagan dudar, eventualmente lamentaremos haber regalado algo y nunca faltará ese objeto que guardamos únicamente por nostalgia de un recuerdo. Me parece que lo importante es no depositar la carga sentimental en un objeto, sino en la memoria de haberlo vivido. Es fácil decirlo pero no aplicarlo. Además próximamente me espera una exhaustiva revisión del clóset con motivo de una mudanza más. Ya les contaré de qué tanto pude aplicar mi aprendizaje en el arte de soltar...


Read Comments

No hay comentarios: